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Poblado de origen prehispánico, sus habitantes sirvieron a los tarascos bajo el mando de Tanganxoán, en las luchas libradas contra los aztecas.
Durante la colonia, el lugar fue conquistado por Cristóbal de Olid en 1533 y se constituyó en "República de Indios", instalándose Alcaldía Mayor y Corregimiento tributario. La doctrina les fue administrada por Hernando de Alfaro, quien les enseñó el castellano de modo que entraron a un temprano comercio con los españoles, intercambiando añiles, maíz, trigo y legumbres.
En 1581, el pueblo contaba con templo parroquial y hospital, 460 indios tributaban al rey y la población había disminuído por pestes y otras enfermedades.
Para el siglo XVII la población continuó siendo cabecera del partido de indios y se administraba la religión en su lengua (tarasca). Dependían de Tingüindín los pueblos de Santiago Atupan sujeto a encomienda, San Miguel Tacatzcuaro, San Juan Pamatácuaro y Santiago Tzicuicho. Todas estas poblaciones contaban con capilla y hospital.
En 1822, formó parte del partido de Jiquilpan, contaba con 3,443 habitantes y con Ayuntamiento debido al número de sus pobladores. El curato contaba con dos sacerdotes. Se dice que después de la independencia, en Tingüindín se acuñaban monedas de cobre. El pueblo fue elevado a la categoría de municipio por la Ley Territorial de 1831 y fue integrante del departamento de Zamora.
Durante la intervención francesa, fue escenario de uno de los combates entre franceses y las fuerzas del general García Pueblita, el 17 de junio de 1865. En 1862 se le concedió el título de Villa y a partir del 18 de enero de ese año llevó el nombre de "Tingüindín de Argandos", en honor a uno de los diputados al Congreso Constituyente de 1814.
El 19 de junio de 1869, dejó de formar parte del distrito de Los Reyes y se integró al de Jiquilpan.
En la época de la dictadura porfirista, sus comunidades indígenas sufrieron despojos de tierras y conflictos agrarios. En contraste con esta situación, en la cabecera municipal se introducían mejoras al utilizar a los presos como mano de obra. En 1892, Tingüindín contó con electricidad y 10 años más tarde, en 1902, llegó el ferrocarril.
En la Revolución, sus pobladores participaron en la lucha armada. La población fue atacada varias veces por Inés Chávez García.
A pesar de la Revolución continuaban los despojos agrarios y fue hasta 1930, que hubo dotación de tierras Ejidales al Rincón Chino y Guáscuaro. En 1940, se dotó a San Angel, el Litigio y Aquiles Serdán. En 1944 a Tingüindín, en 1952 a Tacatzcuaro y en 1966 a El Tecolote.